Análisis de datos

La sobrepoblación de las cárceles tiene muchas causas, y están fundamentadas con la visión de seguridad sobrepuesta por encima de la visión rehabilitadora que establecen las normas del país. En este indicador se midió la ocupación y sobrepoblación de los centros penales según su capacidad, enfocándose en la población penitenciaria que ya cuenta con una condena.

En el imaginario social y en la realidad de las normas, una persona en cumplimiento de condena es entendida como una persona viva sin ejercicio de sus derechos, por “limitación estatal” legitimada, esta situación convierte a las personas con esta condición, en seres que pueden ser sometidos a la arbitrariedad de la administración de justicia, cuestión que es incompatible con el planteamiento de un Estado democrático de derecho, que tiene como principio fundamental el límite al ejercer su poder con la ciudadanía.

Esta idea social implantada, de transformación de las personas en cumplimiento de condena, con objetos, no es una circunstancia natural; los discursos políticos sobre la necesidad de aplicar “mano dura” y aquellos que rechazan la defensa de derechos humanos como la “defensa de criminales” han sido implantados para lograr la estigmatización y sostener con ello el sistema penitenciario actual.

Desde la perspectiva carcelaria, el cumplimiento de una condena contiene elementos importantes como el rol rehabilitador. La legislación nacional orienta el uso de la cárcel al segmento poblacional que se encuentra en cumplimiento de una condena, a partir de una sentencia firme, es decir, que no existe ningún recurso judicial pendiente sobre la resolución dictada.

Este planteamiento establece un cambio de mentalidad sobre la función de la cárcel, el paradigma concibe que las personas no se envían para ser “curadas”, como planteaban las escuelas positivistas de criminología, sino que la función rehabilitadora en programas es complementaria a la asistencia del sistema penal.

Realizar un enfoque de derechos sobre la cárcel es importante para la construcción de un Estado democrático que busca superar la idea de la cárcel como medida de expiación de pecados. Incluso es transcendental ampliar, analizar y entender el uso de las prisiones para la rehabilitación y resocialización, para comprender si responde a los objetivos por los cuales fue implementado, de lo contrario imaginar nuevas formas de recuperación social son necesarias.

Los datos nos muestran que la situación de las cárceles en Guatemala es alarmante, contando únicamente a las personas que se encuentran cumpliendo condena, en los centros penitenciarios, existe sobrepoblación en 10 centros de los 22 designados por el sistema. Estos centros sobrepoblados tienen índices que llaman la atención, el mayor de ellos alcanza un 663% de ocupación y le corresponde al Centro Femenino COF, esto significa que, durante el año 2020, la población en este centro rebasó más de seis veces su capacidad asignada.

En índices de sobrepoblación, le sigue el Centro de Rehabilitación Penal de Puerto Barrios, que ocupa el 2do lugar en rebalsar los porcentajes con 558%, esto significa que su población es cinco veces más de la que tiene capacidad; la Granja Modelo de rehabilitación Pavon en Fraijanes, ocupa el 3er lugar con 422% de sobrepoblación. esto es tomando en cuenta exclusivamente la población condenada. Ya que las estimaciones realizadas en el Mirador Judicial indican que en total la sobrepoblación alcanza un 373% como promedio en todos centros carcelarios como se indicó en indicadores previos.

Tabla: Centros Penales con mayor índice de sobrepoblación